A ver, que alguien me explique por qué después de dejarme un pastizal en este armatoste bufa como el Pavilion de 2010 y encima no tiene Office. Qué es esto de que solo puedo escribir hasta el 18 de julio. Inaceptable. Ignominioso. ME ROBAN.
Voy a meter tanto software libre que va a parecer el ordenador de un expulsado de Stanford. Me cago en Palo Alto, los americanos y en la madre que parió a Hewlett y a Packard. Aunque supongo que no es la misma. Cada uno tendría la suya. Pero igual eran amigas. Iban juntas a tomar café a Santa Bárbara. Yo qué sé.
Me cayó guay el dependiente de la tienda, sí. Pero tampoco es que pretendiese ser amiguito del alma. Yo iba escéptico por el ventilador y, por una improbable vez en mi vida, la intuición no me ha fallado. Si quisiera un ventilador defectuoso me compraba un Córdoba 6K con 400.000 kilómetros. Así que nada, lo meto en su cajita, hola qué tal, aquí tiene usted al ínclito y vuelvo a Asus.
Total, una vez malo conocido pero que no da problemas, para qué cambiar. Que ahora mismo tampoco caigo de dónde es Asus pero diría que no es Palo Alto. Qué asco le estoy cogiendo a San Francisco. Que me disculpen las Halliwell. Y Bullitt. Ojalá hicieran ordenadores en Talavera de la Reina.
Según cómo vaya el día uno de esta bitácora absurda ya decido. De momento gana la frustración. Oh, qué sorpresa. Tampoco tanta, que apenas llevo tres sesiones de psicóloga. La tía es una máquina pero milagros no hace. Y yo soy un torpedo.
Prefiero centrarme en que ya no es un tormento constante estar sentado, tumbado o vivo, sencillamente. Voy a sacarle las telarañas a la EOS que la pobre ayer vio un Urus Performante con matrícula MSM, yo no estuve atento, y se debió de acordar de todos mis antepasados. Les guapes, les fees, les calves, les flaques y les gordes y todes.
Y también, qué narices, que yo esto lo pillaba por no estar en el limbo de las actualizaciones por seguir usando un Windows 8.1. Con tener a mano algo que se encienda si al Asus le da un patat-Asus -es que no me aguanto- irá valiendo, digo yo. Fue un Viernes Negro de verano, que suena a truño importante de Amazon Prime Video.
Para el resto está aguardándome ella paciente mi flamante Series X junto a Pep. Que se han hecho íntimos los muy pillines. Y la Dreamcast cotilleando detrás, que la conozco. Los japoneses van de respetuosos pero son unas porteras ocultas de cuidado. Ya puede prepararse la X para Hong Kong, Miami y, crucemos dedos, algún día un terrenito cuco a las afueras de Rovaniemi. Donde haya una foto del Sol en un corcho con un rótulo que diga "si ven a este magarrufio, disparen". Hasta las gónadas estoy del calor.
No le he puesto foto a esto al final. No he sacado casi ninguna estos días. Más me preocupaba sobrevivir al trabajo y a los petardos incluidos en el paquete. Ayer pillé el famoso Regal de Soria chuleándose por Diagonal, después de habérmelo perdido en el montículo de los demonios por jugar con gallinas. Lo vi de muy lejos y reclamo una nueva oportunidad, que el TOC me invade. Aun así, con esto me doy con un canto en los dientes. Prefiero no quemar ese cartucho aquí todavía.